A esto se suma, sin dejar de mencionar la negativa de llamar a elecciones rectorales por parte de las autoridades interinas, lo sucedido el pasado 28 de marzo, con la destitución de la coordinadora de la carrera de Ingeniería Mecánica, profesora Nathaly Moreno. La destitución fue ordenada por Víctor Teoktisto debido a la negativa de Moreno de aprobar los informes de pasantía de dos estudiantes que no cumplieron con los requisitos para la obtención del título de Ingeniero Mecánico. Este último acontecimiento evidencia no solo la situación actual, sino el proyecto mismo de socavar la excelencia académica y, por tanto, los cimientos mismos de lo que significa la Universidad.
Por encima de los libros mohosos y la infraestructura casi inservible, éste es uno de los atentados más graves a la institucionalidad universitaria; la que se basa en un acuerdo de autoridad del saber, cuya intención es la formación de un tipo de individuo, pero jamás debe pensarse que esta persona debe estar sometido al interés de un sistema o de una idea. Se trata de formar un ser humano libre, plural, capaz del ejercicio colaborativo de la razón y, como decía Juan Nuño, portador de una “consciencia crítica, revisora del saber y la cultura”. Así que toda imposición transgrede ese acuerdo fundamental.