26 de febrero
Se declaró toque de queda para mañana. A nadie se le permitirá salir, ya que el ejército planea realizar redadas para saboteadores rusos. Cualquiera que se encuentre en las calles será, se nos dice, asumido como un enemigo con todas las consecuencias que ello implica.
27 de febrero
La guerra tiene solo tres días. Me apresuré a evacuar a mi hija, apenas dormí y tuve una sobredosis de noticias. A pesar del toque de queda, decido salir a ayudar a los vecinos a preparar cócteles molotov. El viaje es de menos de 100 metros de puerta a puerta, pero, en sesenta segundos, me tiran al suelo y me esposan a punta de pistola. Al menos no me disparan.
Cuando me entregan en la comisaría, el estado de ánimo es más ligero. Los oficiales me buscaron en Google y me dejaron ir, bromeando sobre lo afortunado que soy y que debería correr a casa rápido.
Estas son nuestras maletas, empacadas y listas para partir si tenemos la oportunidad.