La migración venezolana
soporta la inmovilidad social y sus implicaciones laborales, económicas y de
salud; multiplica su complejidad su abandono, la Venezuela de dos gobiernos
pareciera solo importar el juego político y las divisas, el venezolano como centro
u objeto real de la acción política no existe, sus emigrantes mucho menos.
Tanto al
interior del país como fuera de él, los
venezolanos padecen la invisibilidad de sus tormentos, el gobierno de Guaido no
puede abandonar a sus connacionales en los distintos países de acogida, la
inmovilidad social consecuencia de la pandemia del coronavirus ha impuesto una
realidad, los países dictan medidas de ayuda dentro de sus territorios para dar
sustento mínimo a su población y economía, aseguran la capacidad de resistencia
y de operatividad para el momento de regresar a la normalidad, pero excluyen al
emigrante.
La política
debe tener por norte al ser humano, el gobierno legítimo debe asumir la
realidad de los emigrantes, quienes, ahora también padecen las consecuencias
del aislamiento social que les impide trabajar para mantener a sus familias,
tanto en los países de acogida como a los dejados en Venezuela, por ello, es
incomprensible que el gobierno legítimo, reconocido en los países de América, se limite a comunicados o declaraciones, cada
declaración o comunicado es una burla, un acto de cinismo si no se enfoca en la
ayuda requerida, burla que maltrata a cada emigrante, incluso a quienes retornan
obligados por el miedo y desespero que origina el momento.
Sumamos
nuestra voz para pedir al gobierno legítimo, visibilice al emigrante
venezolano, que constituya un fondo para la ayuda inmediata de quienes padecen
los rigores extremos de la pandemia y sus consecuencias, que instruya a sus
embajadores desde Canadá hasta la Patagonia para elaborar y coordinar censos
que permitan identificar al emigrante en situación extrema, que actúen e intervengan
ante los distintos gobiernos de América y organismos internacionales para el
manejo y respeto de los derechos humanos del emigrante venezolano, su acceso a
los servicios de salud y protección social, haciendo cesar los desalojos,
minimizando asi también el riesgo de propagación del virus.