A mí me encantaba el Toddy, una cocoa lo llaman aquí. Es una bebida de chocolate y en el supermercado había mucho. Cuando se puso crítica la cosa, dejamos de comprar esas cosas, ya no tantos dulces. Me daba cuenta de los cambios cuando íbamos a comprar. Íbamos buscando las cosas más baratas de tiendita en tiendita, así hace todo el mundo: buscar lo más necesario y lo más barato.
De Ecuador lo que más me ha gustado es la playa, porque estamos en la zona de la costa.
Lo que más me llama la atención es la forma de hablar. Por ejemplo, en Venezuela es cambur, y aquí es guineo. Las cosas cambian mucho. Si son la misma cosa, ¡deberían tener el mismo nombre! Es como conocer un nuevo idioma.
Aquí nos han recibido bien, no ha habido la primera persona que nos discrimine por ser venezolana.
Ecuador ya se convirtió en un segundo hogar. Cuando sea grande voy a volver, pero de visita.
Claro que me gustaría volver a Venezuela a ver a mis amigos, a mi familia. Lo que más extraño es a mis amigos y familiares. Es difícil saber cuándo va a cambiar, puede que sea en un año, en cinco, quién sabe. Mi mejor amiga me dice: «Vale, ¿cuándo tú vienes?» Y yo: ¿cómo saber?