Está más que claro que las personas tienen diferentes maneras de enfrentar las circunstancias que suceden en la vida. Pero si se quiere evitar la soledad, lo pertinente, explican los expertos, es procurar encontrar las maneras más adecuadas de responder ante las dificultades, sin que ello ponga en riesgo las relaciones con los otros o consigo mismo.
La clave, indican los investigadores, está en la autorreflexión: muchas veces la soledad proviene del aislamiento en que el que las personas tratan de resolver los problemas, por lo que tomarse un minuto para reflexionar en otras posibilidades puede ser de gran ayuda.
Ahora bien, es necesario entender que existe más de un tipo de soledad, como coinciden algunos especialistas en la materia. “La soledad no solo se siente mal, sino que también puede ser perjudicial para su salud”, resaltan desde los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos.
Esta sensación va más allá de la soledad física, es decir, la ausencia de otras personas en la misma habitación. De acuerdo con el Instituto Europeo de Psicología Positiva, se enumeran hasta cinco tipos de soledad: la existencial, emocional, positiva, transitoria y crónica.
“La soledad existencial hace referencia a una sensación de vacío, de no tener nada, no es exactamente la desesperación, sino una sensación de vacuidad y frustración”, explican desde la referida entidad.