Esta etapa es un momento que tiene mucha evolución, tanto física como psicológica, donde las crisis son parte continua de la evolución, la razón que lleva al adolescente a experimentar a menudo cambios de humor, lo que hace que sea más difícil para los padres reconocer cuándo sus hijos pueden tener depresión y, por lo tanto, no saben cuándo podrían necesitar ayuda.
Ante estos cambios, lo más importante es estar atentos: si ven alguna acción o comportamiento que normalmente no hacía, hay que acercarse, conversar, abrirse, sin juzgar, sin regañar, sin señalar. Es imprescindible fomentar el espacio de confianza para que tu hijo adolescente se abra y exprese sus sentimientos.