Tres años después decidieron irse a España con un objetivo claro: tener su propio restaurante. Al principio trabajaron cada uno en locales diferentes en los que aprendieron mucho. Y tras ocho meses de conocer la dinámica administrativa y los términos que se manejan en ese país en la cocina, implementos, maquinarías e ingredientes, instalaron su negocio.
Pero el sueño de Camacho de participar en Sueca no cesó. “Apenas llegué, empecé a mandar mensajes porque quería estar en el concurso”. Y fue para la edición de 2020 que lo aceptaron, sin embargo, fue suspendida por la pandemia de la COVID-19.
Fue entonces el domingo 12 de septiembre que llegó a la meta. Y no solo participó, sino que ganó el premio de mejor paella de España luego de prepararse por mucho tiempo. Él se encargó de comprar la paellera del mismo tamaño que le darían en la competencia, un paellero a leña similar al que le entregaron y preparó tres veces la receta antes del concurso.
Un día antes de la actividad participó en una master class y no quedó muy contento con el resultado. “Debo confesar que no quedó que hubiese querido, no fue de las mejores”, pero la importante, la que fue evaluada por los jueces del concurso más antiguo en el área, fue perfecta.
Todos los participantes tenían la misma cantidad de ingredientes, lo mismos implementos y debían hacer la receta original de la paella valenciana, “que es muy diferente a la que conocemos en Venezuela”.