Todo lo anterior constituye un coctel explosivo que puede escalar sin aviso, anuncia un estado de conflictividad social, político y militar para la región, que nos aclara el reparto de territorio venezolano entre sus aliados, llevado adelante por la dictadura venezolana ante la pérdida del apoyo ciudadano y la conflictividad interna, para garantizar ante ese escenario su influencia y sostenibilidad del poder, todo lo cual puede determinar la replicación del conflicto sirio en América Latina, una guerra sin fin. ¿Justifica esta estrategia la presencia del Hezbola en Venezuela?
Es necesario que los venezolanos dejen de vivir en el engaño, asumir que el país es un gran cementerio con cadáveres andantes que vuelen a morir famélicos con sus brazos caídos en soledad, pero, que es posible resucitar, levantarse, solo hace falta entender se es centro de un conflicto mayor por explotar que arrastrará a todos a la violencia, sin importar quien esté o no en favor del régimen, incluso manteniendo la pasividad cadavérica; aún hay tiempo de actuar para evitar o minimizar el conflicto, es urgente despertar, construir organización social, identificar objetivos a neutralizar, crear una narrativa que de significado y sentido a la acción, con calle, con sustancia capaz de generar un terremoto en los hombres de uniforme para motivar su retomar la institucionalidad y defender a los venezolanos del peligro real.
¿Dónde estamos …?